jueves, diciembre 27, 2007
miércoles, diciembre 26, 2007
Hecho artístico 1
Decenas de los más prestigiosos arqueólogos de todo el mundo trabajaron cinco años en la región costera de las estepas Mahoatíes, para descifrar una serie de jeroglíficos y signos tipográficos similares a una especie de mezcla entre las lenguas de las antiguas tribus de rumania, los asirios del norte y una versión de las señales encontradas en la provincia egipcia del este del Nilo.
Luego de cinco años de estudios y un extraño acontecimiento que terminó con la vida del arqueólogo disidente de la versión oficial, supuestamente suicidado con una importante dosis de cianuro en la sangre; la comunidad científica internacional conoció los resultados presentados por este grupo de antropología:
"No hay pelotudez más grande en la especie humana que "dar la vida" por los demás. Ni hay imbécil más engreido que aquél que cree poder transmutar los sentimientos más terribles, tristes, oscuros, los más puros, crudos o crueles y mortales en "hechos artísticos"." Este sorprendente hallazgo ubicó a la tribu de los queliachíes, en las antípodas intelectuales del cristianismo y de la acción artística como parte del espíritu humano.
Sumado a otros conocimientos, se llegó a la conclusión que los queliachíes consideraban que era sustancial y trascendentalmente imposible sentir y recrear al mismo tiempo, que no había técnica, herramienta o arte capaz de imprimir, transmitir, amplificar o plasmar el sentimiento.
El artista plástico posmodernista Rolando Lanaro utilizó las nuevas tecnologías para representar el descubrimiento antropológico - 1955 Palacio de Vernard. Francia.
La cita que cierra el documento de los científicos es toda una auto premonición queliachí, desafiada paradójicamente por estos estudios:
"Al final nuestro cúmulo de acciones cotidianas a las que estamos acostumbrados, nuestras verdades más profundas, nuestras pasiones más bajas o sublimes, nuestras lágrimas más tristes o nuestras utopías más lejanas serán sepultados bajo nuestros huesos y nadie sentirlos...
Lo que conocemos no será propiedad ni legado ni pasión de nadie."
De la "Enciclopedia General de Antropología Moderna" Varios autores. Gadeisa. 1959. Madrid. ISBN 2645285
Luego de cinco años de estudios y un extraño acontecimiento que terminó con la vida del arqueólogo disidente de la versión oficial, supuestamente suicidado con una importante dosis de cianuro en la sangre; la comunidad científica internacional conoció los resultados presentados por este grupo de antropología:
"No hay pelotudez más grande en la especie humana que "dar la vida" por los demás. Ni hay imbécil más engreido que aquél que cree poder transmutar los sentimientos más terribles, tristes, oscuros, los más puros, crudos o crueles y mortales en "hechos artísticos"." Este sorprendente hallazgo ubicó a la tribu de los queliachíes, en las antípodas intelectuales del cristianismo y de la acción artística como parte del espíritu humano.
Sumado a otros conocimientos, se llegó a la conclusión que los queliachíes consideraban que era sustancial y trascendentalmente imposible sentir y recrear al mismo tiempo, que no había técnica, herramienta o arte capaz de imprimir, transmitir, amplificar o plasmar el sentimiento.
El artista plástico posmodernista Rolando Lanaro utilizó las nuevas tecnologías para representar el descubrimiento antropológico - 1955 Palacio de Vernard. Francia.
La cita que cierra el documento de los científicos es toda una auto premonición queliachí, desafiada paradójicamente por estos estudios:
"Al final nuestro cúmulo de acciones cotidianas a las que estamos acostumbrados, nuestras verdades más profundas, nuestras pasiones más bajas o sublimes, nuestras lágrimas más tristes o nuestras utopías más lejanas serán sepultados bajo nuestros huesos y nadie sentirlos...
Lo que conocemos no será propiedad ni legado ni pasión de nadie."
De la "Enciclopedia General de Antropología Moderna" Varios autores. Gadeisa. 1959. Madrid. ISBN 2645285
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