Justo Olegario Andrade estaba ocupado en menesteres peversos,
siguiendo un haz artificial de perfecto residuo, de precisos latifundios carnales,
de olvidados relatos orientales y de un previsible e inútil futuro...
siguiendo un haz artificial de perfecto residuo, de precisos latifundios carnales,
de olvidados relatos orientales y de un previsible e inútil futuro...
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