domingo, julio 27, 2008

¿Cuánto tiempo más le llevaría a don Augusto Comte realizar su añorada revolución?

Verano del 95. Cuando todo se iba un poco a la diestra soberbia de los estilizados, don Augusto revolvía recuerdos entre fotografías y cartas de la añeja juventud. Curioso ejemplar del revulsivo siglo veinte, Comte siguió conmensurado las vicisitudes del encuentro entre las corrientes clasicistas del dictador Orestes y la doncella de la revolución del hierro, Lorena Cigot.
Habían pateado el tablero de la cordialidad y las buenas costumbres, eléctricas acrobacias de la fase agonal la habían vuelto inestable a los ojos vetustos de las señoras del barrio.

Fue cuando lo que quedaba del cuerpo de José María Gutiérrez encontró la red del barco pesquero nipón Nakatta, truncando el sueño con los peces. Fue cuando los mancebos onanistas se dejaban llevar por los alusivos gráficos de las amarillentas páginas de “Mutilaciones variadas”, el manual de uso de la Escuela Politécnica Nº 14, Gregorio Lamadrid.
Las paredes ya no dicen la verdad, convertidas al versado orden de las mentiras cotidianas, a la redundancia que nos inculcaron, como fuente de verdad y control sobre mentes perturbadas por la resonancia del magnetismo y la irrealidad de los discursos de ventrílocuos… locuaces oradores del mañana, ¡uníos!

sábado, julio 19, 2008

Presentación del 5º Congreso de Historiadores pulsivos y pulsiones de la historia.

Cuchupayana – Bristol.
Con el auspicio de Mertiolate y la liga patriótica de Macedonia.
En las memorias oficiales, cuando se habla de don Rodrigo Garaycoechea se miente sobre proezas sexuales con mujeres mitológicas, a quienes enamoraba con improbable maestría y masculina sensualidad. Cierto es que variadas evidencias demuestran una actividad profusa del Gral. Garaycoechea en el arte de revolver sábanas y piernas femeninas, pero nada conduce a pensar en virtudes sobrenaturales. Por el contrario, siguiendo algunas crónicas apócrifas y ocultadas concesiones de las testigos históricas menos discretas, debemos hablar de una performance bastante ordinaria.
Por contrario, debemos con admiración y espíritu crítico analizar el talento del sujeto en cuestión para inventar, difundir, extender y legar una leyenda de la que ya se ha hablado por más de cuatro siglos; pero sobre todo, por el convencimiento de sucesivas generaciones de compatriotas que negaron y aún niegan rotundamente la relativización de las hazañas incomprobables y el revisionismo que nuestra corriente viene, acertadamente (pero en vano), pregonando respecto del lugar que en realidad, corresponde al prócer en el devenir de la historia.
Poco importa ya el resultado en que este dilema particular desemboque. No nos debe ocupar tanto a esta altura si “el héroe de las batallas crisantemas” fue en realidad una o varias personas (multiplicando su virilidad), si pudo realmente doblegar, sólo con su arma a las invasiones de mil escuadrones de majas orientales o si realmente fue el único artífice de la revolución de los montes venusinos.
Lo que debe ocupar el deseo por el saber, que distingue a nuestra escuela del pensamiento, es el modelo (ambiguo, contradictorio pero cohesionante) de héroe, de prócer, de patriarca que la nación necesitó, creó y recreó a lo largo de su historia para constituirse como tal.
El colega perusiano, Ernesto Viccario Bermudez nos acerca algunas ideas en su último artículo de la revista de divulgación de la Universidad de Bulenz. Allí, en su ensayo “El mito en las formaciones nacionales” identifica una función presente en todas las etapas constitutivas de las naciones: “Invariablemente, una clase intelectual y con poder discursivo, narradores de la patria, construye una serie de mitos, o lecturas míticas del presente que aglutina a un público deseoso de seguir una novela de la patria, épicas y hazañas de las que se siente parte.”
Están en esta interpretación, presentes los actores -narradores y público- que firman un pacto tácito mediante el cual se permiten la licencia de describir la realidad, el pasado próximo y el futuro común, con rasgos y virtudes exagerados, con ausencia total de vicios y ambigüedades humanas y con un desapego de las necesidades terrenales por sublimación del bien común.
Así, se pretende completar el espacio vacío de la identidad nacional, que “siempre, sin embargo, incorpora lo que el pacto no hizo explicito, incorpora el inconciente colectivo”. Esta función, también presente como contracara del pacto, como antítesis dialéctica, es encarnada por lo que Bermudez denomina la “clase transgresora”.
Sin embargo, esto no logra explicar el particular caso del pueblo andrómano y su mayor héroe, el General Garaycoechea.
¿Cuáles son los rasgos de identidad colectiva expresados en la sexualidad profusa y supuestamente sobrenatural del santo de la daga cárnica?Estas y otras preguntas son las que abordaremos en el “Quinto encuentro internacional de historiadores pulsivos”, del 15 al 25 de mayo próximo, en la ciudad de Cuchupayana, Bristol.

jueves, julio 17, 2008

¡Que no te vean venir!

El poder de dominación de una clase reside en lograr que todos crean que los intereses particulares de esa clase sean los intereses de todos.
Explotados defienden causas de explotadores. La conciencia de clase es una fantasía que no ingresa en los relatos de Osvaldo Príncipi.
Apostando bondades del lúgubre ungüento del laboratorio, comprobó que la idoneidad era una percepción ilusoria, que nada era útil al objeto cuando es un cósmico el objeto... Nunca pretendería la atención insípida de la ganadora de turno de bicicletas Toyama.
Le aburría la previsible correlación de hechos de su vida televisiva. Los gustos de un público y los miedos publicados lo hacen tambalear entre la ausencia total de gracia y talento y el perverso morbo del ejercicio del poder. Sobre objetos débiles y humillables.
Hay una vasta enumeración de variables, factores y elementos morfológicos y funcionales que hacen que objetos, personas-personajes, integren la categoría de humillables. La humillación de estos objetos/sujetos es una necesidad de control social, por la inherente amenaza a las convenciones arbitradas, a las pautas impuestas, a la ordenación de individualidades etiquetadas para la economía de esfuerzos de comunicación, que estos obj/suj representan.
Contra la economía de esfuerzos en la comunicación y contra la sujeción de las construcciones de expresión y significados a la lógica de la rentabilidad y máximización del rédito. Que no te vean venir ¿?

lunes, julio 07, 2008

Tanto tiempo

Ya no venía por acá, se había cortado solo
pero hay cosas que no se olvidan y aunque
el resentido no tenía nada que decir... vacío
y desesperanzado, volverá para amargar y
amalgamarse un sendero de piedras calizas sin fortuna...

se vieron por casualidad

- y quien lo dice, el reserva moral de la nación - "la" reserva - matate, tinaja de roble! - débil hepático! pasaron 3 horas así

otoño

otoño