La mosca en el ojo de Dolores testea la imposibilidad de los anfitriones de hacer daño a cualquier ser viviente. Ella, de todos modos, no parece sentir la molestia de la mosca caminando por su cara y finalmente en su ojo, antes de levantar vuelo. La imagen incomoda y se adivina el gesto narrativo, de manipular la atención, provocando la reacción humana de sentir emocionalmente, en el propio cuerpo, el dolor y las afecciones padecidas por otros cuerpos. Al ver la mosca posarse en el ojo de Dolores sentimos la perturbación empática con ese cuerpo, que se percibe como humano, no sólo en su fisonomía, sino en su mecanismo orgánico.
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