No es retórica. Ni se si es pregunta, pensaba.
se sentía sin ganas de vivir, tampoco de morir. la vida se le parecía cada vez más a una muerte en proceso. se preguntaba ¿por qué no quedó el cuerpo apagado, cuando parecía que el momento llegaba, temprano pero inexorable, hace algunos años... dejando sólo recuerdos? no estaba seguro que haya sido algo más cercano a lo milagroso o a un castigo por cosas que nadie sabe, o probalemente una ironía metafísica.
ahora no duerme, no puede dormir, no descansa, no está en paz. su cuerpo cansado, elementalmente complicado, se sostiene desde afuera de si, por los cuerpos que son su cuerpo y descendencia. Y por ella.
en fin, escribo todo esto pensando que quizás el pueda leerlo, alguna vez. para decirle que probablemente tenga razón en verlo todo gris y triste. Quizás la pigmentación es una ilusión, un hechizo al que es inmune. Pero que le escribo porque es lo único que puedo hacer por él. Para decirle que sé que su pánico es real, que esa sensación de opresión que no se puede arreglar, es real. Pero que va a pasar. Es sabido que no nos podemos arreglar. somos hijos moldeados, rotos y moldeados para parecer sanos. es agotador.
él lo ha ocultado, pero lo conocemos. se sabe que en su adolescencia le resultaba tan extraño e irreal que alguien temiera su partida. aquello no era una pose, era sentirse evitado para poder ser olvidado rápidamente. luego pasaba, y volvía a sentir la conexión afectiva que le llegaba, a rescatarse. a sentir verguenza por eso que otros le ponían el nombre de seudodiagnóstico narcisismo autolesivo.
también ha contado en sueños cosas, que mejor no recordarle en la vigilia
le aparecen risas y humillaciones infantiles. risas finas, de clase alta, acostumbradas a no respetar... recuerda el cuerpo incompetente, ni la cancha, ni el boliche, ni la calle, ni un aula... sabe que es su fragilidad. es constitutiva. lo aprendió con la vida y con las personas más bellas y rotas que conoció.
recuerda también lo que trató de superar tapando, y que sin embargo o por eso mismo siempre vuelve
el encanto que expresaba el rostro su compañera, al ver a uno de esos varones saludables de la infancia, en aquel reencuentro. recuerda como no pudo tapar durante meses el comentario que ella le hizo calificando a su excompañero. no puedo olvidar ese sentimiento, de verla mirar con una mirada que nunca le regaló. ya no sabe que parte fue real y que parte fue real pero de su imaginación. ni importa.