domingo, abril 29, 2007

la ambigua continuidad entre la naturaleza pervertida y la historia de una contradicción contemplada desde lentes para sol






se mezclan las posibilidades de un reflejo consistente
completa la cuestión cinco destinos de micros interurbanos que se confunden, que no llegan, que explotan a mitad de camino, un choque interestelar sin conversaciones a medias, una botella destapada, hielo y el suelo...

fui yo (no me arrepiento de este amor)

1

Yo le toqué la cola a Silvia Fernández Barrio
y ahora estoy tan solo…
éramos felices, la tele, sus labios; el resto estaba de más
yo quise acompañarla, la busqué, quise encontrarla
mañana de escombros y corridas
yo estaba allí y en todas partes…
y tan cerca de ella. todo perdido

estoy viejo, cambié la piel, quise explicar, ordenar las cosas
pero desde los gritos nada fue igual
Me quedé con escombros, Silvia, tu histeria y la memoria quebrada.
Yo le toqué la cola a Silvia Fernández Barrio
Soy historia al revés. Yo era sueños y sus gritos, esos gritos al micrófono que denunciaban indignados mis sentimientos, ensordecieron y todo acabó. Mal.

2

Ese saquito a rayas te luce un aire formal ¡qué carácter!
cuando opinás, con tu voz potente
no puedo hacer otra cosa que escuchar, no me mientas, no me dejes
decí algo, no se, “urgente”. mediodía ya estás ahí, inalcanzable
No tengo fotos, no tengo memoria, deseo
Cada vez más aferrada a las promesas que nos hicimos
defraudaste

3

Mis amigos no saben nada, no les voy a contar ¿Qué saben ellos? Te perdono todo
Conviene apreciarte a solas. Hay ciertas convenciones que a esta altura estoy dispuesto a no cumplir. Estoy conociendo cosas de mí que no imaginaba. Me das ideas. ¿Entendés?

Todo esto es como una nueva etapa, puedo ver la realidad
Auto-conocimiento, me reconozco en lo profundo… ejerzo una nueva introspección
No salgo del asombro. Y todo por aprender a mirarte así.
Me hacés mejor.

4

¡Sábado! ¡Es tan irritante no saber dónde estás!
Las horas son horribles los fines de semana
Espero que estés bien, que te portes bien
Yo no voy a salir esta noche, ni anoche, ¿sabés?
Porque no tiene sentido ir a comer, a tomar algo, al cine, lo que sea
sin vos. no estás de humor. te quiero apoyar un poquito

sentir tu piel, placer.

sábado, abril 28, 2007

la palabra del menonita que le dio la espalda a una olla comunitaria



se desplomó en la desgracia de perder la gracia

Una vez, cuando tenía ocho años, lo conocí a Luis Landriscina. Lo encontré intentando recordar un cuento. Faltaban diez minutos para que se abriera el telón y apareciera frente a un público que por aquellos años lo idolatraba. Promediaban los años 80 y el talentoso “observador de las costumbres criollas más simpáticas” –así lo habían presentado una vez en la radio- era mucho más que querido, era respetado, valorado, reconocido como parte del patrimonio cultural de los argentinos.

Se lo veía contrariado, fuera de sí. Era la primera vez que le ocurría, eso que temen todos: que se nuble la mente y olvides tus cuentos justo antes de la presentación más importante de tu vida. Aquello por lo que soñaron durante años, por lo que sufrieron humillaciones barriales y desmesurados aplausos familiares, aquello por lo que trabajaron, aprendieron en esos años de experiencia. Todo eso podía irse a pique, así de fácil.

De pronto, se vio recitando con una voz ajena estas palabras:
“Bukowsky cambió los guiones y paréntesis por puntos y seguidos, más tarde retiró los puntos y seguidos y embebió de espacios en blanco los lugares de los signos. El vacío fue su marca de puntuación, su símbolo gramatical con el que mejor representó la poesía…”

Silencio.
Pero su voz no pudo parar. Continuó:

“…el silencio que hoy es apropiada por una sala renuente y vacua y lanzada como escupitajo a la cara de un narrador que se descubrió ante la terrible pesadilla de todo cuentista, que de pronto todo se transforme en un espacio vacío, que el mejor cuento se transforme en silencio, olvido… adiós.”

El señor Landriscina salió corriendo del escenario.
De las plateas, palcos y paraíso aún a oscuras brotaba más silencio. El aire se volvió tóxico, lisérgico.

En la tercera fila, un crítico especializado de la escuela postestructuralista se levantó y dijo:
“EVIDENTEMENTELANDRICINASUFRIOUNREPENTINOPROBLEMARELACI
ONADOCONELREPERTORIOLOQUELEPROVOCÒUNACRISISPSIQUICAQUE
LOOBLIGÒAINCOHERENCIASCOMOHACERUNCOMENTARIOSOBRELALIT
ERATURADELESCRITORNORTEAMERICANOCHARLESBUKOWSKYRECON
OCIDOENELMUNDOENTEROPORSUSTRANSFORMACIONESRADICALESAL
ORDENGRAMATICALHEGEMONICOENFINESEVIDENTEQUEELSIGNIFICAD
ODELCOMENTARIODELANDRICINATIENESENTIDOSIPENSAMOSQUEELIN
FORTUNADOCOMICOQUISOCONSTRUIRUNAMETAFORAENTRELOSESPA
CIOSVACIOSDELANARRATIVADELESCRITORCONSUCIRCUNSTANCIALO
LVIDOYOSINEMBARGOCREOQUETIENEQUEVERCONLOSPRIMEROSPASO
SDADOSENLACORRIDAHACIALALIBERTADYLAPALABRAPORELPERSONA
JEWINSTONSMITHDELANOVELAMILNUEVEOCHENTAYCUATRODEGEORG
EORWELFUECUANDOINTENTOESCONDERSEDELASTELEPANTALLASYLAV
IGILANCIADEBIGBROTHERTOMOUNLAPIZYUNVIEJOANOTADORYCASIEN
TRANCEESCRIBIOPÁRRAFOSENTEROSDELETRASUNADELANTEDELAOTRA
SINNINGUNPUNTONISIGNOGRAMATICALALGUNOLASLETRASVOMITADA
SENELPAPELPEROQUESINEMBARGOELLECTORATENTOPACIENTEEINQUIE
TOENCONTRABAENELLASUNSENTIDO”

¡!

El ídolo, el entusiasmo desbordante y un fan caracterizado

viernes, abril 27, 2007

divagando en palabras

un desquiciado relato los desmoronó. una sucesión de hechos golperaron en las glándulas del miedo, los enfrentaron al terror gélido. la parálisis presiona aletargando latidos, la mente primero acelerada, corriendo sin rumbo para luego nublarse y caerse en la nada...

la realidad se ficciona. se carcome el sustento, se confunde de parámetros, se destila o se fermenta, se vuelve otra cosa. mentira
un sambayón condicionante lo obligó a contarlo todo... y la mente sabía, sabía pero no podía dominarse.

corriendo a destiempo. divagando en las palabras sin solución...
no hay nadie que pueda decir que esto es una paráfrasis, no hay cita, no hay casi nada. no hay formas ni intención ni significado
sólo un fluido indescriptible, inasible
no inquieta la reputación del artificio

a la cuestión del cambio rentable le agregaron unos diez años de culpa medieval
el éxito y el hedonismo no entraron en razón, no cuidaron los pocos códigos que quedaban
no importaba más, sólo se podía perder la apuesta y volver a empezar para volver a perder hasta morir

no importa tampoco esto: reliquias futuras contaminadas por categorías devaluadas de sueños

martes, abril 03, 2007

¿Para qué?

¿Para qué escribir, armar y mantener un blog?

Debe haber una respuesta que no encuentro, debajo de las palabras que no vas a leer, de las historias que no voy a llegar a contar, del relato que no subyace en mi torpeza.
No hay dudas: esto quedará en la nada.
Valga para presentar lo que sigue.

Hace tiempo seguí el procedimiento virtual para registrar este espacio, que declaré bajo juramento estar de acuerdo con el reglamento del servidor de este blog. Mi declaración fue un clic en el formulario. Olvidé demasiadas veces mi contraseña.
Soy el señor Linch, un apellido en un barco que persigue una historia que naufraga. Soy la parte que se perdió la aventura, la que no cruzó, la que se quedó mirando.
Soy el primo burgués envidioso, el que volvía a casa sólo, el que no se ganaba las minas, el que escuchaba a todos hablar del otro, el que lo veía en fotos, diarios y en la sopa…
Soy el que cuenta el final. El que no lo quiere contar, el que los inventa, el que miente, el que sólo está para despistar. El que sólo está para estar solo.

Hace tiempo que arrimo y no tiro. El tiempo no tiene importancia, pero acaba.
Que no te vean venir, que sientan que estás. La sorpresa tiene su momento. Y muere.

ah


Suelo parecer inmundo, supongo que todos debemos sentir eso, pero no muchos pueden expresárselo a si mismos, es como algo que se debe ocultar. Como algo que no puede soportarse.
Cuando hablamos de la imperfección humana, rara vez somos serios. Casi siempre lo pensamos como un atributo, como algo humano, como parte de la perfección, es como decir: nada es perfecto, no existe tal cosa, la perfección, un contrasentido… decir “no somos perfectos” es conocer, no reconocer una falencia sino conocer, saber eso, llegar a tal razonamiento es llegar lo más alto que se puede, como saber de todos los límites, haber estado, llegar, ser lo más que se puede ser… Es la perfección de la vanidad. Extremo. Pero además es decir dónde está el límite. Establecerlo, decir no se puede llegar más allá…

Supongamos: algunas personas o animales, plantas, cosas, seres, no se, que puedan llegar más allá. Pues no pueden ser reconocidas, no deben. Revientan.

Una profesión estúpida, como la de peinar famosos. Lamer la higiene repugna.
Realmente, registró una verdad que no escapaba a lo mediocre, entidad restituida por alguien que no conoció la libertad de experiencias. Un derecho invisible. Absorbiendo melodías de una radio que nadie escucharía, por estos días.
Estas situaciones hacen posibles cualquier opinión respecto de la fortaleza real que tenía el jefe de la guardia. Se dijo de todo. Difamaciones, verdades, no importaba cuando todo lo que se puede y no se puede decir, definitivamente se dice, pues no queda nada de cierto. O todo lo es.
Estoy de nuevo, en medio de la contradicción de los silencios incongruentes, de las respuestas, leyendo todas las dudas, todas las sugerencias, las inconclusas distancias que disponen ojos distintos…
"Despierta ya y ponte de pie, es hora de partir, se acercan ciudades gigantes, sin tiempo; se arrastran digamos, hacia aquí, debemos irnos..."

se vieron por casualidad

- y quien lo dice, el reserva moral de la nación - "la" reserva - matate, tinaja de roble! - débil hepático! pasaron 3 horas así

otoño

otoño