¿Para qué escribir, armar y mantener un blog?
Debe haber una respuesta que no encuentro, debajo de las palabras que no vas a leer, de las historias que no voy a llegar a contar, del relato que no subyace en mi torpeza.
No hay dudas: esto quedará en la nada.
Valga para presentar lo que sigue.
Hace tiempo seguí el procedimiento virtual para registrar este espacio, que declaré bajo juramento estar de acuerdo con el reglamento del servidor de este blog. Mi declaración fue un clic en el formulario. Olvidé demasiadas veces mi contraseña.
Soy el señor Linch, un apellido en un barco que persigue una historia que naufraga. Soy la parte que se perdió la aventura, la que no cruzó, la que se quedó mirando.
Soy el primo burgués envidioso, el que volvía a casa sólo, el que no se ganaba las minas, el que escuchaba a todos hablar del otro, el que lo veía en fotos, diarios y en la sopa…
Soy el que cuenta el final. El que no lo quiere contar, el que los inventa, el que miente, el que sólo está para despistar. El que sólo está para estar solo.
Hace tiempo que arrimo y no tiro. El tiempo no tiene importancia, pero acaba.
Que no te vean venir, que sientan que estás. La sorpresa tiene su momento. Y muere.
martes, abril 03, 2007
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se vieron por casualidad
- y quien lo dice, el reserva moral de la nación - "la" reserva - matate, tinaja de roble! - débil hepático! pasaron 3 horas así
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