miércoles, enero 16, 2008

la pista rigantti

Aprendió a mentir a los doce años. Le salvó la vida y un sánguche de salame y queso. Cuando quiso recordar, ya había pasado veinte temporadas en el negocio.
De engaños y corridas no vive nadie, fue lo segundo que aprendió y decidió que otros engañen y corran por él...
Con estrategia y visión se hizo fuerte, se hizo convincente, se hizo poderoso.
Lideró movimientos de militantes que aportaban puntualmente la mensualidad, consiguió el guiño de los más gordos de la pecera y las nalgas más cotizadas del mercado. Enfrentó competencias
y se cobró caro un par traiciones. No hay que dejarse joder.
Un verano quizo cambiar. Pero enfangado en sus historias, era demasiado tarde para volverse sincero, honesto y pobre otra vez.

Promediando el final de los días, juntó a los fieles. Repartió presentes que no hacían herencia y con un pasaje de ida, un bolso de mano, se fue a bahamas. No volvió.

2 comentarios:

Fasmid dijo...

No quiero parecer el mismo de siempre, pero lo de las nalgas cotizadas, sublime! Hoy la literatura se enfanga (como dice ud.)enalteciendo virtudes abstractas que las nalgas no tienen. Las nalgas cotizan o no. O no?

Martín Passini dijo...

siempre en alza, colega, siempre en alza...

se vieron por casualidad

- y quien lo dice, el reserva moral de la nación - "la" reserva - matate, tinaja de roble! - débil hepático! pasaron 3 horas así

otoño

otoño