viernes, agosto 29, 2008

ser


acción luz

Existe, en Patočka claramente una filosofía política, una filosofía de la historia y una ética – y las tres conforman una sola unidad. Esa unidad es aquella que pone justamente en primer plano, a plena luz del día, la filosofía como un problema ocupado esencialmente con la praxis humana...
La idea de la filosofía en Patočka, o la otra cargade la fenomenología - Carlos Eduardo Maldonado - CIPE, Universidad Externado de Colombia.

viernes, agosto 15, 2008

palabras concebidas como panfleto de últimas instancias de un movimiento rojizo

La verdad tiene el color de la mentira, de "Historias y críticas de viajes y navíos."
Las reminiscencias microbióticas del relato de bitácora del capitán de navío, J.T. Scott, son evidentemente resultados del consumo de las algas del cantón noruego de Karjdinsky, que tras lavarlas en fermento de caña de azucar son hervidas en olla de hierro con agua, en una base de ajenjo y ron añejo, durante 25 minutos. El resultado es un caldo o te con efectos alucinógenos que fueron bien descritos por el científico experimental Edward Collins, y que coinciden plenamente con los relatos microbióticos del capitán Scott.
...
Siempre hay tiempo para parar al lado de la ruta,
descansar las piernas y regar el patrio y tierno pasto de la banquina
y desde luego, más pop con reiteraciones del socialromanticismo italiano...

sábado, agosto 09, 2008

paloma negra


El peor guitarrista del mundo

Conspirados en la estrategia de la barbarie, los jinetes llevaron la extorsión a la nueva expresión popular, explotaron la sensacional vergüenza ajena hasta un hartazgo ingobernable, insostenible. Nunca habrá ganadores, imantarse de deseos superficiales… tomá, mirá una banda se hace eco de la podredumbre, y aunque en todo el mundo no encontrarás a nadie que pueda rescatar un centavo de piel desgastada por el abuso, eso no significa nada.

el amante más aburrido
la más triste de los putos tristes
la más larga procesión de gordas piernas religiosas
la vergüenza que no puede arrancarse del calzoncillo
los dedos más frustrados de la música
la pija más chupada del cine
el solo más largo del rock

el culo más roto del barrio
y el idiota más gracioso del secundario…

el peor click de agrandar


martes, agosto 05, 2008

El loco Cristaldo

Un día, Cristaldo González se levantó raro. Cuidador de campo, solía darle una mínima ventaja al gallo para que cante y ahí, en menos de diez minutos ya estaba vestido, aseado y desayunando. Su urbana urgencia contrastaba con la parsimonia del entorno rural, pero a él le gustaba mejorar esa pequeña marca cada mañana. A Rosita, su mujer le gustaba preparar los mates con pan casero, por lo que tenía que levantarse como una hora antes para llegar a tiempo. Sin embargo, un día la dejó esperando, porque Cristaldo se levantó raro. Mejor dicho, se quedó dormido.
No hacía frío, ni calor, no tenía fiebre, ni había estado enfermo, no había tenido pesadillas, ni tomado pastillas, no había viento norte, no había trasnochado; en fin, no tenía razones para quedarse dormido, pero para quedarse dormido no necesariamente deben buscarse motivos.
Esa mañana, demoró algo más de cincuenta minutos para vestirse y lavarse la cara, los dientes, mear y cebarse el primer mate. De pronto miró penetrante a los ojos de su mujer y le dijo: “Soy la aspereza que se junta entre los recuerdos que compiten por el cómodo rincón que le ofrece tu hemisferio derecho, justo sobre el hueco donde se asienta el cerebelo denunciante de vejámenes y estertores. Soy la costumbre sublevada al anonimato sempiterno al que fue obligada por la falsa antinomia entre el futurismo y la nostalgia. Soy la apatía de saber que de nada vale esperar nada de nadie. Soy el tiempo que se perdió en la infructuosa búsqueda por la virtud.”
Rosita no entendió nada, tampoco el patrón del campo, ni el médico que lo vino a ver esa tarde, ni los amigos de la despensa, ni Jaime Barylko, que tenía una quinta cerca y todos pensaron que se podían entender. Durante los siguientes días, Cristaldo siguió hablando un lúcido, críptico monólogo.
Lo llevaron para observación al pueblo, de ahí a la ciudad, de ahí al hospital escuela de la universidad, de ahí al neuro. Y de ahí no se sale.
...
Algunos dicen que hace tiempo lo intuía, pero nadie pudo asegurar que Cristaldo lo supiera: que gracias a esta extraña jugada de su desvarío genial, la linda Rosita logró liberarse al fin y vivir en pleno su romance con el dueño de la estancia, don Horacio Martínez Azcurra. Fin.

sábado, agosto 02, 2008

Variaciones sobre melisa y kd.

Vamos, salgamos de este infierno, tengo el tanque lleno, nos vamos, no nos van a encerrar, ya junté las cosas, mis cosas, no tengo mucho, todo está acá encima, vos subí, dejá todo, yo tengo plata, no te preocupes, no nos van a atrapar. Yo tengo plata y no tengo sueño… podés dormir mientras manejo… Mañana cuando te despiertes me podrás contar tus sueños. Mis intenciones son reales, lo que imaginás es lo que quiero, vos ahora dormí mientras manejo, mañana te contaré mis sueños.

El loco Segovia.

Carlitos Segovia se hacía el suicida. Falto de carácter y bastante elemental, andaba diciendo sin que nadie le prestara atención, que un día de estos se pegaba un tiro y listo. Y que ahí todos iban a andar lamentándose porque no le habían dado bola, cariño, plata y no se que más… Pintor malísimo, Carlitos era un buen tipo, pero resentido y sin carisma, no tenía alma. Una vez alguien le dijo (no fui yo) que si se mataba, quizás iba a poder encontrar su alma perdida, el alma que no le supo dar a las porquerías que pintaba. Carlitos se ganaba la vida vendiendo quiniela, no sacaba casi nada, pero gastaba poco. Salvo cuando le agarraban los ataques del suicidio, no molestaba demasiado. Algunos se reían de él, hacían bromas, lo provocaban de maneras bastante humillantes, que no viene al caso contar… De todos modos, quizás estas cosas sean motivos suficientes para que un día de humedad y calor, Carlitos cargara su bicicleta y la escopeta y en un par de horas la vaciara al azar sobre vecinos, parientes y conocidos del bar. Las paredes rojas lo volvieron un muralista de carácter. Al final, reservó la última bala para ganarle de mano a la cana. Esa mañana, después de quince años de jugarlo, había salido el 22. A la cabeza.

Burbuja inmobiliaria

Al joven alumno de abogacía le gratificaba expresar su inconsistencia ciudadana. Reconfortado de vivir en épocas sin ideales, ni dioses, vivía el orgullo de la mediocridad. Comprar cada día y venderse noche a noche. Simple. Sin embargo, se encontró cierto día con cierto tipo que parecía desvariar y descolocado lo siguió. La curiosidad le dilató el esfínter y ya nada fue igual.

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El lado oscuro se ganó una nueva criatura. El rumano Gustav Aztorzyck, campesino de alta montaña, un día bajó al pueblo y dijo: "Un camión de cliba saca mierda de las cloacas tapadas de rondeau y chacabuco. la juvenil mierda de nueva córdoba se amontona, como haciéndose ver, en la esquina de la batalla y el burgués. La mierda que saca el camión de cliba es el fin del ciclo… del delivery al camión atmosférico. La mierda apelotonada en las esquinas más pobladas, la joven mierda más cara, de nuestra juventud universitaria… no hay barrio para sentir la mierda joven como nueva córdoba"

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Escribía un castigado Manolo Galván: “de pronto me encuentro en la imperiosa necesidad de urgar en mi mente, la búsqueda de la expresión, fermentando vínculos neuronales, sin voluntades, sin precisiones, sin talento, sin inspiración… la frustración desinente…”

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Una mente de ferias y diligencias se asomó al balcón de los heroicos obtusos, mientras la fregona segregante buscaba algún jarabe para bajar la fiebre.
“Fue con el ingeniero Ricaverga, recordaba Enilasio, que recorrimos kilómetros y kilómetros de monte, allá por el 58, hasta llegar a un pueblo (se cree que es Indio Muerto), y ahí al dispensario de la Concepción, donde conocí a la enfermera más tetona que recuerde este amasijo de sesos que cargo hace ya demasiado tiempo."

se vieron por casualidad

- y quien lo dice, el reserva moral de la nación - "la" reserva - matate, tinaja de roble! - débil hepático! pasaron 3 horas así

otoño

otoño