sábado, agosto 02, 2008

El loco Segovia.

Carlitos Segovia se hacía el suicida. Falto de carácter y bastante elemental, andaba diciendo sin que nadie le prestara atención, que un día de estos se pegaba un tiro y listo. Y que ahí todos iban a andar lamentándose porque no le habían dado bola, cariño, plata y no se que más… Pintor malísimo, Carlitos era un buen tipo, pero resentido y sin carisma, no tenía alma. Una vez alguien le dijo (no fui yo) que si se mataba, quizás iba a poder encontrar su alma perdida, el alma que no le supo dar a las porquerías que pintaba. Carlitos se ganaba la vida vendiendo quiniela, no sacaba casi nada, pero gastaba poco. Salvo cuando le agarraban los ataques del suicidio, no molestaba demasiado. Algunos se reían de él, hacían bromas, lo provocaban de maneras bastante humillantes, que no viene al caso contar… De todos modos, quizás estas cosas sean motivos suficientes para que un día de humedad y calor, Carlitos cargara su bicicleta y la escopeta y en un par de horas la vaciara al azar sobre vecinos, parientes y conocidos del bar. Las paredes rojas lo volvieron un muralista de carácter. Al final, reservó la última bala para ganarle de mano a la cana. Esa mañana, después de quince años de jugarlo, había salido el 22. A la cabeza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿cuantas ciudades ibericas cabrán en una libreta de direcciones?

Martín Passini dijo...

hay una sola forma de averiguarlo...

antes esto se iba a titular "morir de a poco o todo junto", ahora ya no sabe nada

No es retórica. Ni se si es pregunta, pensaba. se sentía sin ganas de vivir, tampoco de morir. la vida se le parecía cada vez más a una muer...

otoño

otoño