jueves, marzo 08, 2007

Al instante entendió tremenda negativa, comprendió las precisas circunstancias en que se manifestaba la privación. Resulta desde la distancia, difícil comprender como se sucedieron realmente los hechos y por qué cada uno actuó de la manera en que lo hizo.
Pero es necesario, queriendo encontrar la verdad (si es que vale las penas y el esfuerzo) despojarnos de lo que “sabíamos” respecto de los hechos, quitarnos aquellos ropajes ajenos, aquellos recuerdos de una historia que resultó falsa.

Y si digo falsa, es porque realmente todo lo hablado, lo escrito y publicado en infinidad de notas gráficas, de entrevistas realizadas a supuestos allegados o “testigos fieles” carece de sustento y de posibilidad de verificación mediante herramientas científicas honestas.

Consideren un tiempo perdido, no aquél que transcurrió entre los dos hechos que nos conjugan en este tiempo y espacio sino el posterior, el de los charlatanes y mercenarios de la información apócrifa, que deambularon por toda la escena artificial con que los medios de comunicación aparentaron reconstruir una realidad que se le escapaba, desde el primer momento, de las manos. En definitiva y para que quede claro de una vez por todas: nada de lo que se dijo, de lo que se vio desde aquél 19 de septiembre fue real.

La realidad fue otra y si bien pudimos haber peleado, intervenido en esa superflua puesta en escena, tan cargada de contradicciones y absurdos, tan espectacular a los ojos de miles de espectadores, pero tan irrealista; si bien pudimos haber querido aclarar las cosas no valía la pena, en ese entonces.
Sin embargo, al principio hubo algunos intentos, como el de Barreda, quien sufrió el escarnio público gratuito al que lo expusieron “los dueños de la verdad”, como él mismo los nombró irónicamente, al final, luego de recibir toda clase de insultos y agravios se mandó a mudar y los mandó a “la concha de su madre a toda la manga de hijos de puta…”, claro que lo dijo delante de las cámaras y eso sólo sirvió para reafirmar las idioteces que se decían… no lo culpo, yo también lo he hecho cientos de veces, pero desde los pocos espacios de intimidad que me dejaban libre en aquella época.

Pero bien, todo eso está lejos ya en el tiempo y la vorágine informativa ha hundido en el olvido mediático nuestro tema. Cuando dejaron de hablar de nosotros fue un gran alivio, aunque la carga había quedado y por eso, ahora, más maduros todos queremos hablar desde la realidad de los hechos, desde la verdad, si eso existe, o al menos ejercer algún humilde derecho a réplica… no sólo nosotros, ofendidos de mil maneras nos lo merecemos, sino la verdad misma merece ocupar algún lugar en todo esto. Y de eso vamos a tratar en estas páginas.

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se vieron por casualidad

- y quien lo dice, el reserva moral de la nación - "la" reserva - matate, tinaja de roble! - débil hepático! pasaron 3 horas así

otoño

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