-Gracias, Guillermo. Estamos aquí, como bien decías en la esquina de Viamonte y Belgrado, a tan sólo dos cuadras del estadio de los Calcetines Colorados de Kiev; en el que hace unos treinta minutos colisionaron un Taunus rojo con una inscripción en los laterales que diecía "los precios locos de satán" y dos calaveras en el techo y el capó, respectivamente; y una bicicleta conducida por un jóven de aproximadamente veintisiete años, quien falleció instantaneamente, mientras que el conductor del taunus -que viajaba solo- resultó ileso. La señora Malena, vecina de la cuadra, fue testigo del accidente. Buenas tardes, Malena, ¿podría contarnos que fue lo que vio?
-Bueno, yo justo venía saliendo del almacen de ahí, a mitad de cuadra, ese que tiene el cartel afuera, cuando lo crucé a Juanito, el muchacho que venía en la bicicleta, lo saludé, pero como siempre andaba un poco en las nubes no me vio, como tampoco el del taunus lo vio a él. Supongo que no lo vio, porque si no hubiera frenado, no lo hubiera chocado a propósito ¿no? Oh, era un amor ese muchacho. Andaba siempre fumando chalita buena, y tocaba siempre la guitarrita esa que llevaba... toda destruida quedó.
-Un bajo, dice usted.
-Eso. Se juntaban con los otros chicos: los fumancheros de la banda, a ensayar en la casa de la familia Bordet, porque resulta que tienen un garage que lo usan para el conjunto musical, porque ellos no tienen auto, o mejor dicho, tenían, pero el año pasado se los quitó el banco y entonces andaban a pie o en bicicleta, como Juanito, pobrecito, no se si vio como quedó.
-Precisamente, nuestros televidentes, están observando la imagen del cadaver del joven de veintisiete años, que venía, como todos los días, en el último año a compartir una vocación inutil quizás, pero respetable de juntarse con sus amigos a tocar música de rock. Imágenes realmente crudas, que muestran una realidad difícil y que vemos en los índices que continuamente crecen de las muertes por accidente de tránsito.
-En realidad no se juntaban todos los días, creo que era martes, jueves y a veces los sábados, le digo porque se escuchaba fuerte la música. Y a veces tenían presentaciones en discotecas, creo.
-Usted hace un rato, hacía referencia que el muchacho consumía drogas, ¿conocía algo más al respecto?
-Si, que compraban al gringo Marciliani que vive allá, en la otra cuadra, ¿ve? el le vende a todo el barrio y además tiene una despensita, una mujer y tres nenas que van a la escuela. La macoña que vende es muy noble, mucho mejor que la de los Quintana, que ya me ha llegado el rumor que la mezclan con yuyo silvestre para que rinda más. Los Marciliani son buena gente. A veces charlo con la chica, la Lucía, la mujer. Son muy atentos, y yo los supe conocer a los padres de ella. A Marciliani le gusta mucho el automovilismo, anda siempre con una campera que dice Chevrolet, creo.
-¿Podría, supone usted, tratarse de un ajuste de cuentas por algún asunto de drogas?
-Mm, eso no lo había pensado, seguro que sí.
-Aunque, por la información que nos da, apunta también a otra posibilidad: que la rivalidad de las marcas ford y chevrolet se haya instalado a muerte en este barrio y como en toda violencia siempre un inocente es el que sufre, en este caso el joven Juanito.
-Si eso también.
-Y quizás lo más convincente sea pues una rivalidad o competencia en varios frentes: el fanatismo automovilístico y la venta de estupefacientes, entre el señor Marciliani y el conductor del Taunus. Quizás Juanito era conocido de ambos y jugó alguna mala pasada al hombre del taunus, quizás sólo estaba en el lugar y el momento incorrecto. De todas formas, la vida de este joven idealista estaba sentenciada de antemano ¿Es correcto?
-Si, de antemano.
-¿Algo más que desee agregar del accidente, señora?
-Si, claro: quiero decir que es de no creer que la municipalidad no haya puesto todavía un semáforo en esta esquina, porque esta muerte no es la primera acá, la otra vez, venía un taxi por aquella, por Riobamba y dobló con todo y se llevó puesta una nenita que llevaba una muñeca en la mano y estaba aprendiendo a cruzar la calle, el misterio fue que nunca encontraron la muñeca. Yo no se qué están esperando, ¿que se muera otro más?
-Ahí está entonces el reclamo de la señora Malena, a la municipalidad de Blas Pereyra, reclamo al cual no sumamos como medio de comunicación comprometido con la realidad de miles y miles de vecinos que como usted o como yo -o como Juanito si todavía viviera- tienen miedo de salir a la calle y bajar la vereda.
-¡Ah si! acá todos vivimos con miedo, en estos tiempos, salgo a la calle y no se sabe que le pueden hacer a una.
-Para finalizar, debemos decir, que el joven ha sido identificado como Juanito Laguna, bajista del grupo rockero "los molares de segovia", un joven que tenía una vida por delante, una vida de familia, proyectos y satisfacciones truncados por el cóctel fatal entre las drogas, el fanatismo por el TC y el rock. Por otro lado, el hombre que conducía el taunus, sería ni más ni menos que Chiche Zlotowiazda, el famoso y querido relator de rugbie del ascenso; quien estaría siendo demorado en la comisaría 4º de Güemes. Volvemos al piso.
-No hay más novedades, para esta edición. Ustedes sigan con "La vida a capela", nosotros nos reencontramos dios mediante mañana. Muchas Gracias.
-Bueno, yo justo venía saliendo del almacen de ahí, a mitad de cuadra, ese que tiene el cartel afuera, cuando lo crucé a Juanito, el muchacho que venía en la bicicleta, lo saludé, pero como siempre andaba un poco en las nubes no me vio, como tampoco el del taunus lo vio a él. Supongo que no lo vio, porque si no hubiera frenado, no lo hubiera chocado a propósito ¿no? Oh, era un amor ese muchacho. Andaba siempre fumando chalita buena, y tocaba siempre la guitarrita esa que llevaba... toda destruida quedó.
-Un bajo, dice usted.
-Eso. Se juntaban con los otros chicos: los fumancheros de la banda, a ensayar en la casa de la familia Bordet, porque resulta que tienen un garage que lo usan para el conjunto musical, porque ellos no tienen auto, o mejor dicho, tenían, pero el año pasado se los quitó el banco y entonces andaban a pie o en bicicleta, como Juanito, pobrecito, no se si vio como quedó.
-Precisamente, nuestros televidentes, están observando la imagen del cadaver del joven de veintisiete años, que venía, como todos los días, en el último año a compartir una vocación inutil quizás, pero respetable de juntarse con sus amigos a tocar música de rock. Imágenes realmente crudas, que muestran una realidad difícil y que vemos en los índices que continuamente crecen de las muertes por accidente de tránsito.
-En realidad no se juntaban todos los días, creo que era martes, jueves y a veces los sábados, le digo porque se escuchaba fuerte la música. Y a veces tenían presentaciones en discotecas, creo.
-Usted hace un rato, hacía referencia que el muchacho consumía drogas, ¿conocía algo más al respecto?
-Si, que compraban al gringo Marciliani que vive allá, en la otra cuadra, ¿ve? el le vende a todo el barrio y además tiene una despensita, una mujer y tres nenas que van a la escuela. La macoña que vende es muy noble, mucho mejor que la de los Quintana, que ya me ha llegado el rumor que la mezclan con yuyo silvestre para que rinda más. Los Marciliani son buena gente. A veces charlo con la chica, la Lucía, la mujer. Son muy atentos, y yo los supe conocer a los padres de ella. A Marciliani le gusta mucho el automovilismo, anda siempre con una campera que dice Chevrolet, creo.
-¿Podría, supone usted, tratarse de un ajuste de cuentas por algún asunto de drogas?
-Mm, eso no lo había pensado, seguro que sí.
-Aunque, por la información que nos da, apunta también a otra posibilidad: que la rivalidad de las marcas ford y chevrolet se haya instalado a muerte en este barrio y como en toda violencia siempre un inocente es el que sufre, en este caso el joven Juanito.
-Si eso también.
-Y quizás lo más convincente sea pues una rivalidad o competencia en varios frentes: el fanatismo automovilístico y la venta de estupefacientes, entre el señor Marciliani y el conductor del Taunus. Quizás Juanito era conocido de ambos y jugó alguna mala pasada al hombre del taunus, quizás sólo estaba en el lugar y el momento incorrecto. De todas formas, la vida de este joven idealista estaba sentenciada de antemano ¿Es correcto?
-Si, de antemano.
-¿Algo más que desee agregar del accidente, señora?
-Si, claro: quiero decir que es de no creer que la municipalidad no haya puesto todavía un semáforo en esta esquina, porque esta muerte no es la primera acá, la otra vez, venía un taxi por aquella, por Riobamba y dobló con todo y se llevó puesta una nenita que llevaba una muñeca en la mano y estaba aprendiendo a cruzar la calle, el misterio fue que nunca encontraron la muñeca. Yo no se qué están esperando, ¿que se muera otro más?
-Ahí está entonces el reclamo de la señora Malena, a la municipalidad de Blas Pereyra, reclamo al cual no sumamos como medio de comunicación comprometido con la realidad de miles y miles de vecinos que como usted o como yo -o como Juanito si todavía viviera- tienen miedo de salir a la calle y bajar la vereda.
-¡Ah si! acá todos vivimos con miedo, en estos tiempos, salgo a la calle y no se sabe que le pueden hacer a una.
-Para finalizar, debemos decir, que el joven ha sido identificado como Juanito Laguna, bajista del grupo rockero "los molares de segovia", un joven que tenía una vida por delante, una vida de familia, proyectos y satisfacciones truncados por el cóctel fatal entre las drogas, el fanatismo por el TC y el rock. Por otro lado, el hombre que conducía el taunus, sería ni más ni menos que Chiche Zlotowiazda, el famoso y querido relator de rugbie del ascenso; quien estaría siendo demorado en la comisaría 4º de Güemes. Volvemos al piso.
-No hay más novedades, para esta edición. Ustedes sigan con "La vida a capela", nosotros nos reencontramos dios mediante mañana. Muchas Gracias.
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